No puedo con la incertidumbre.
Escucho el sonido de la noche,
porque su silencio, me calma y me presiente,
El compás de su nada y su todo me sostiene,
me integra y se detiene en inusitadas cosas.
Solo así, su voz llama a todas partes,
y yo estoy aquí, cautiva en el transcurso
fatigado de su inexistencia.
Te espero, me esmero en no pensarte y por
momentos, aunque lo deseo, no puedo.
Temo desarmar la inconstancia del sendero.
El arribo de tu imagen, se anida en el sereno.
Tal vez esta brisa ya apresure el andar de tus
pasos lentos.
Te pienso, e irradias mi tristeza. Aunque quiero
quedarme. Quedarme simplemente, porque
puedo poblar de espera un universo.
Tu mirada azul, se parece a la luna entre el
refulgor de las estrellas.
Dime, como olvidaste decirme que dejara de
extrañarte?
El camino al río está desolado, apenas se
divisa un perro dormido.
Tal vez, salga a buscarte por la misma orilla.
Tal vez, siga las huellas que dejó ese pájaro
que voló hacia no se que parte.
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