Es la brisa la que llama. Hay sensaciones de ternura aferradas por el aire.
Una canción que suena al amanecer por el silencio de las palabras,
cuenta que hay quimeras de vida, y un cristalino temblor para tu nada.
Que es de osados, atreverse a beber los misterios de las madrugadas
y la entrega es un espacio de deseo, en esa magia del rocío de las plantas.
Porque presenciar la niebla no es estar, es un sueño sin camino, sin
final.
Ausentarse de la vida no es concluirse, es solo filosofía que acompaña.
Es fuente de sombras, de miedos y temores de lluvia lunar desesperada.
Agua de manantiales, aguardando estruendosas la vida que se extraña.
Pronto, los rayos del sol van a brillar como luces de estrellas de
bengala
aparecerán sensaciones y se impregnarán aromas de limones por la playa.
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