De pronto la vi… estaba ahí con su pelito rubio y su ansiedad expectante, atravesando el enorme
ventanal de la cocina.
Su mirada verde, parecía haber llenado de asombro la mañana.
La niebla había borroneado todos los vestigios de lo alado y la niña en silencio, asombrada, se había
quedado esperando.
Ella siempre lograba arrancar del universo una ideación fantástica de sus ilusiones quebradas. -Que hueste de valientes gigantes llegó está mañana hasta aquí?-
Le pregunté interesada -Ninguna todavía, pero algo increíble está por pasar- - Algo increíble? Cómo lo sabes?-
Ella se volvió y me observó con esa miradita de niña desconcertada... -Como? Acaso vos no podes escuchar los anuncios que se sueltan del susurro de las ramas?
Vos no sentis ese retumbar lejano de las mañanas?
Exalo un paciente suspiro y me dijo con calma.
Tenes que mirar las sombras en la parte impenetrable de la bruma y aguardar ...-
Para ella, la bahía parecía estar repleta de fantasías.
Creo que entre sus ganas amó, ató y soltó todos los personajes de sus espejos y los rodeó de incógnitas
encrucijadas.
Me acerqué a la ventana y me quedé a su lado mirando esa increíble pintura de cuento fantástico.
Se sentía cálido el latido de su entusiasmo.
La observé, su pícara narizota arrugada, era señal de alguna llegada esperada. - Ahí están, son Miles! – - Miles de que? No veo nada. – - Miles de defensores de las almas de los animales, del espíritu del rocío y de la melodía de las plantas. - De las almas? Del rocío?- - Si. No los ves? Están vigilando por la niebla-.
Por mi parte, yo no podía ver nada.
Sentí mucha vergüenza porque esa vez no quería decepcionarla.
Por eso, hice un esfuerzo con la vista y me desafíe a mi misma para poder encontrar esas tremendas
imágenes entre los despojos grises de esa incomprensible niebla... De repente, los vi, allí estaban!
Mimetizados por todas partes, su ropa confundida con el paisaje... Solo sus ojos explosionando como pequeños truenos refulgian por todas partes.
- Los ví! Los ví! – grité entusiasmada y la miré, tratando de encontrar la complicidad de la pequeña
visionaria… Pero ya no estaba ahí... a mi lado… de pronto, había desaparecido y no me había dado
cuenta…
Me dolió su partida. Me dolió que no hubiera esperado ver como desataba las ganas de contemplar de
otra manera los milagros escondidos de este mundo…
Me pregunté quién era. Si hubiera sido yo misma, con esa sabiduría de niña de mi propia infancia?
Si hubiera sido una presencia cualquiera que hubiera venido a alertarme para que continuará soñando la fórmula de poder transcurrir por esta vida?... No pude saberlo... solo me consolé pensando que tal vez
volviera otra mañana cualquiera ...
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